sábado, 8 de enero de 2011


Siempre me dijeron que había que luchar hasta el final, luchar por lo que uno quiere. Es muy fácil decir "peleala, peleala hasta el final", pero cuando te toca pelearla es imposible ir hasta el final. Llega un punto en donde necesitás mandar todo al carajo, y tarde o temprano terminás resignándote, porque no se puede seguir peleando, si no recibís ni un mínimo resultado. Si una persona pelea y los demás ni siquiera se inmutan al verlo pelear, entonces no vale la pena seguir peleando. Algunos dicen que quien se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen. Yo puedo dar fe de que no siempre es así, aunque sí en la mayoría de los casos. Porque el ser humano siempre va a querer la salida más difícil, la que parece ser más imposible. Lo fácil, aburre. Lo difícil, divierte. Lo imposible, obsesiona. Son pocas las personas que saben valorar lo que tienen al lado, o como dije en algún artículo anterior: los que saben conformarse. Aunque tampoco está bien conformarse. Uno tiene que conformarse cuando siente que ha llegado. Solo hay que intentar "llegar" sin tantas complicaciones...

RS

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